¿Te dijeron que tenías hígado graso?
Esta patología, también conocida como esteatosis hepática, es una afección de salud en la que se acumula grasa en tu hígado. Esta acumulación puede ser leve o grave, y en algunos casos puede derivar en problemas de salud más serios.
¿Por qué se genera el hígado graso?
Existen muchas causas por las cuales puedes padecer de hígado graso, siendo las más comunes las siguientes:
- Sobrepeso u obesidad: La principal causa de hígado graso es el exceso de peso corporal.
- Consumo excesivo de alcohol: El alcohol puede dañar el hígado y contribuir a la acumulación de grasa.
- Diabetes tipo 2: La diabetes tipo 2 puede aumentar el riesgo de desarrollar hígado graso.
- Colesterol alto: Los niveles altos de colesterol LDL («malo») pueden aumentar el riesgo de hígado graso.
- Triglicéridos altos: Los niveles altos de triglicéridos, un tipo de grasa en la sangre, pueden aumentar el riesgo de hígado graso.
- Ciertos medicamentos: Algunos medicamentos, como los corticosteroides, pueden contribuir al desarrollo de hígado graso.
¿Qué puede pasarte ni controlas tu diagnóstico de hígado graso?
Como te lo mencionamos, el hígado graso es un síntoma de problemas de salud más graves. Debes ponerle mucha atención, ya que un mal cuidado puede derivar en las siguientes problemas de salud crónicos:
Cirrosis:
La cirrosis es una enfermedad grave e irreversible en la que el hígado se daña y se vuelve cicatricial. Ten en cuenta que tu hígado es el órgano responsable de metabolizar todos los nutrientes que consumes.
También elimina todas las toxinas de tu cuerpo. Almacena las vitaminas A, D, E, K y B12, como también el hierro.
Es responsable de sintetizar las proteínas que tu cuerpo necesita para reparar órganos, tejidos y coagular la sangre.
Y por último, es el órgano que almacena la glucosa necesaria para la liberación de energía y que pasa a través de la sangre.
Cáncer de hígado:
El cáncer de hígado es una complicación potencial de la cirrosis, ya que al generar células cicatriciales, éstas se pueden volver malignas y generar metástasis en el cuerpo. Después del cáncer de estómago, el cáncer de hígado es el más letal y con muy bajas probabilidades de supervivencia.
Insuficiencia hepática:
La insuficiencia hepática es una afección en la que el hígado deja de funcionar correctamente y le impide realizar todas las funciones mencionadas anteriormente. Al ser una condición aguda o crónica, no tiene cura. Incluso puede requerirse de un trasplante de hígado.
¿Qué puedes hacer para controlar problemas de hígado?
Si ya tienes el diagnóstico debes empezar de inmediato una dieta estricta para controlar el exceso de grasa visceral en tu hígado. En TSB te compartimos unas recomendaciones para que controles un diagnóstico de mal funcionamiento de tu hígado:
- Perder peso: Si tienes sobrepeso u obesidad, perder peso es la mejor manera de mejorar la salud de tu hígado.
- Reducir el consumo de alcohol: Si consumes alcohol, reduce tu consumo a una cantidad moderada o abstente por completo.
- Llevar una dieta saludable: Una dieta saludable para el hígado graso debe ser baja en azúcares, grasas saturadas y grasas trans. En lo posible usar cereales y granos integrales, así como una variada y generosa cantidad de verduras.
- Hacer ejercicio regularmente: El ejercicio regular ayuda a perder peso y mejorar la salud del hígado.
5 alimentos que debes incluir en tu lista de mercado:
- Verduras crucíferas: Las verduras crucíferas, como el brócoli, la coliflor y las coles de Bruselas, son ricas en antioxidantes que pueden ayudar a proteger el hígado.
- Frutos secos: Los frutos secos, como las nueces, las almendras y los pistachos, son ricos en ácidos grasos monoinsaturados, que pueden ayudar a reducir la inflamación del hígado.
- Aguacate: El aguacate es rico en ácidos grasos monoinsaturados y fibra, que pueden ayudar a reducir el colesterol y mejorar la salud del hígado.
- Té verde: El té verde contiene antioxidantes que pueden ayudar a proteger el hígado del daño celular.
- Pescado azul: El pescado azul, como el salmón, la caballa y las sardinas, son ricos en ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a reducir la inflamación del hígado.
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